Cuando la nieve, que desazona al hierro…
1.
¿Es este hueco hueso, desierto de intemperie, casa de lo anunciado, plegaria degollada,
la habitación de muerte donde las fuentes claman por un agua fantasma?
A pesar de la nieve que detuvo la sangre de las aves más ágiles, no encontrarás la huella. Espacio donde late el instinto y husmea toda vida la vena de la caza.
A pesar de la nieve que adormece el vacío, abre la luz. Y drena
las más dulces tumbas de su perfecto aceite. Y de melancolía…
2.
Aquel que bebe nieve ahonda los espejos donde
el cuerpo se escinde y el alma es nuda roca devenida en ceniza.
¡Porque la violencia cruje sobre todos los cielos
y la íntima forma de tu boca mojada!
Zumo de la promesa que nunca musitaras; tímido frío del hierro destronado….
Que mi oído –quemado- ha secado esas lluvias, eso tú ya lo sabes…
(Oculta en el desierto que no puede salvarte)
©carlosmamonde
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