viernes, 1 de julio de 2011

Escena en el animalario…



En el jardín virtual hay hojas indefensas
súbitos brotes de la  distracción.

veo ahí sombras, nubes, pájaros
solitarios,
azul...y
formas de la muerte que ya esperan nacer.

Aherrojada la paloma del espíritu,... atónita
se demora en su vuelo
y disemina en los planos
del jardín su escándalo y zureo y

despierta al demonio de la siesta
lo más atónito de mi carne

Y mis ojos se arrastran
sobre el brillo inmortal de los muebles
Y la dulzura
imaginaria del balcón
aterrado por domingos siniestros.

Todo fluye de la improvisación.


Acaso somos sólo un murmullo  de seres
dispersos en los húmedo infiernos del jardín...,
dibujados por el error…

apenas destellos de un cristal hecho trizas...

Jaulas



Alguien hizo los nudos que me cierran la sangre,
sobre la sombra absurda de las cosas y
en el borde de tu cuchillo transcurriendo...
Alguien puso esta jaula donde come mi imagen
lastimoso animal
soñada fiera...

Y toda nuestra casa se llena de visitas
que beben y que ríen y burlan cada gesto
de este ser enjaulado.
Y su  voz no se oye
-su gesto
su misterio...apenas
una traza-
en los espejos del deseo,
donde cría la historia su nervadura real...

Ya todo va perdiéndose entre las sombras de sus agrios cuerpos

y acaso yo los miro
también desde lo opuesto

como si viera rostros
      de una historia infinita.

Este es el fin de la visita a los santos lugares:
cuando un desorden de melaza
ata  la vida y el olvido y la fiera y el horror de los transeúntes.
En la distracción, alguien hurta los víveres
y se enajena el mundo: la leve certidumbre de morir y de ser...

Aherrojado


Se cortó toda huída, estaba atado por  el  hedor
sin tregua
de los días y
por gravedad de sangre y parentesco
con las cosas más turbias, que son todas;
por la forma y el tiempo, lo insensato...

Nunca escribió un mensaje o hizo mapas
que sitiaran sus sitio de derrota
que sumaran las cuentas del vacío,
los nudos de una red que él solo viera...

Algunos creen que existió y que vive,
inane entre las cosas, como cosa,
sin nombre ni herida donde irse

y es sólo mal y asombro, siendo, estando, deleitando...puro.

Ahora miente formas de sonetos falsos y de
mal contados versos
contrahechos.

Casa de fieras


Estalla ya la hoguera en el invierno, en la casa
del monte solitario, donde quemo rastrojos de los ojos y
y huesos de los árboles malditos; con una erguida flama
de amor imbécil y de vino agudo...

La luz atrae al enemigo de las dulces fauces
y todo se lo come, hasta las sábanas,
de la casa abierta y desarmada....

Y el viento nos sostiene por un instante eterno,
mordiendo este  mantel vacío de la tierra...

Estallan en los dientes las cebollas y unos ajos tristísimos de niebla.

¿Es que no viene nadie a dialogar y herirme y besarme y
amarme  con su carne...?

¡ Esta fastuosa escena que se apaga
necesita fastuosos figurantes...!

Esta postrera cena no es un rito ni una sutil metáfora:
afuera de la casa la tormenta
es todo lo que resta.

Ha muerto el día...

y la tinta está seca.

© carlosmamonde