miércoles, 18 de mayo de 2011

[Publicados en “Revista de Occidente”, Madrid, mayo de 2011. Nº  360,  página 131 y ss.]


POEMAS PARA UNA CASA SOLA




Poema uno

Esa casa del niño hecha de verde hierba
y árboles nadando el destiempo del tiempo
que gritaba tu fuga
tu señorial dominio de la luz y los ríos

tus canciones de seda entre tus muslos de aire
colmados del deseo y de perlas y de tristes naranjas y de pianos insomnes…


Poema dos


El cielo de esa casa soplaba de tu boca  como un rocío alegre
‘molto allegro ‘vivace
en la tormenta helada que deslumbra a los muertos en lo torvo del día

desflorando la gracia de la materia exhausta
y el número secreto de los versos que salvan…

La casa ya derrumba su compleja armonía
y el desorden sublime de la hierba me embriaga.



Poema tres

Al abrir tu discurso y sus sensatos goznes
todo milagro expuesto cayó bajo tus sueños…


quebraste el aura roja de una  manzana única
y el aire rutilante con que  vistiera el día
el jardín de la casa.
Y la curva más dócil… agonizó en el río…


Soñaste tu cuchilla y su torva sintaxis
y toda cosa expuesta clausuró su deseo
y aún la epifanía con que pisas la hierba.


Ni el perfume vencido del huerto de manzanas
ni azúcar de tu lengua castigando la mía
soportan la vacía presión de tu relato;
o el espejo vibrante que tus clarines traen
a burlar mi caída…

Y soñaste cuchillas de incertidumbre y hielo
ahogaste el transcurrir con tus dioses que abaten.

Todo fue destronado en nuestra casa sola.

Y se rompió la sombra y la luz y la gracia…

aún antes del goce y del torpe bullicio
que la esperanza gime cuando muerde en la boca.



Ni el vencido perfume del huerto de manzanas
columpia sus banderas cuando  la luz desangra…


Anemia de la vida bajo el texto.



Poema cuatro

Yo soy el perro que husmea y amenaza
el que espanta hacia el miedo bandadas de palabras
que se rompen las alas entrechocando locas…

sobre un campo de soledad junto a la casa;

campo de  hedor de un invierno sin término.


Sobre ciudades mecidas por el llanto
sobre las huellas de máquinas vencidas…
por el desasosiego del horizonte enfermo
temblando de ira y de locura…vuelan

vuelan las sombras de los cegados versos
y sus exhaustos pájaros les niegan
la torva ascensión al Paraíso
y la ebriedad del viento y del deseo…

En absoluto blanco y en absoluto negro
(en mis ojos de perro no  hay colores)
su música de sal abren tus textos
y los árboles se incendian en tu fiebre…

………………………………………..


¡Todo ha sido escrito…
yo soy el perro que husmea tiritando,
bajo bandadas de palabras y el silencio de los  estorninos!.





Poema cinco

Sobre el tejado  y el tañido del viento.

Yo  voy dejando a mis ojos caer
a mis ojos irse, alontanando

y diseminados huyen entre delgadas hojas de la mala hierba…

Ojos de la pálida piedra fugitiva
ojos de una materia que acaso hubiste amado
(¿yo lo sabré…algún día?)

Girando sobre la casa, el viento ya me ha herido…

Y al solo que -de pie, tan solo, permanece-  el viento lo desdeña;

Tormenta de la vida que sopla sobre el polen
y al agrio precipita…
Tu rostro bajo la tormenta  se despide del mío
que va por itinerarios de la pérdida…

y las piedras de molienda de lo amado
y el corazón del insecto egoísta.


Poema seis

Naufragio de la casa en tu memoria
hundimiento en el mar que todo humilla

y se inicia lo fúnebre del día y
todo corre a llorar tu desapego frío.

y todo es polvo de polvorientas risas donde
el alma se escabulle vuelta niña.

Roídos –huérfanos- ojos que se desabrigan de los párpados.


Todo ha sido ya escrito.

La espuma del océano ha violado la casa.


Poema siete

Duelen los dientes en la noche fría
Y oyes el siseo de la espuma

¿o acaso es viento y fuego ese siseo sordo?

que acosa las ventanas y
la noche del bosque  y
el alba de la arena.


En la tarde incierta cuando despojara
la desnudez del alma para venir al sueño,

¿acaso ceñí con toda fuerza
el freno del caballo sometido?

Es la bestia que mira y estremece
sus ijares de luz a la deriva


aterida humillación de su silencio…


Caballo que me lleva al olvido y a la lluvia:

tan lejos de la casa y del coito que hubimos
tan lejos del prado y las manzanas
que se llega hasta el borde del pulmón agotado.

-¿Vendrás conmigo al campo donde todo transcurre?-
grita el caballo…pero nadie oye.

Y no conoce el bosque su nariz inocente
y piafa la demanda del morir que lo monta

y prepara la derrama del cielo.


Poema ocho

El aire huele quieto en torno de la casa.
El bosque canta enfermo apegado a la lluvia.

Las voces más humanas olvidan mis canciones
y las antiguas piedras  ya veloces  mudan
a tiza y arena muerta y agua negra…

que muerden las verduras que copian a las formas;
mimetizan mis ojos…

y a los sueños y al seno llameante de tu cuerpo,
¡aquel que ayer apenas dulcificaba el aire!.


Nos sentamos, pueriles, sobre abismos del lecho
a mirar en sus fugas la piedra y la madera…
y la boca de araña que teje enamorada.


¡Abre tú ya la puerta para que todo extinga
esa boca de fábula que nos desguaza el cielo…!

……………………………………………..
Acepto tu mirada y reposar en ella.


Poema nueve

Tu tibia mano plancha
la sábana y la muerte

y llevas al armario los gemidos del sexo.

Y toda luz se guarda
debajo del silencio
y barres los insectos que duermen su tristeza

en la casa de ausencia.

Y por tus comisuras de racheädo viento
corre aterido un beso
para volverse nieve y doblegada muerte


-Prepararé café-, decides…

prepararás café…
decidida e insólita
a ocupar con tu pecho
la plenitud
y el mundo.

Y el frío te mutila tus dedos que se arrojan
al río que los bebe.

Y en mitad de la noche tañe la casa pura
y tañen tus dientes locos en su vaivén de gloria

la música perpetua donde el infierno abre
sus mapas de la huída y sus flores más frágiles.

La oquedad de los árboles empatiza en el huerto
con las benditas nubes y tu mente que ríe.
………………………………………………..
Yo oculto las campanas para que el dios no espíe…


Poema diez
El agua de la casa escribe versos líquidos
que inyecta en las fisuras del muro y de la carne


Con rotas letras pinta a invisibles poemas
y tus lágrimas sorbe  para trazar el viento…

y el corazón del huerto, atado con cadenas.

Apenas comprendemos  su sintaxis que inunda
los cuartos como lagos encharcados y solos:

trae peces que alquila a los mares sombríos
y la casa crepita bajo el zumbar del frío…

Si cerramos los grifos fluye helada la sed.


Poema once y final

El agua ya lo sabe y nos lava la pena
y al asalto del cielo sube izando su muerte.
Agua corrupta.
Agua salvífica.
Agua de la imprecación.
Agua del deseo sin linde.
Agua de la consumación de la tarde.
Agua de la palabra degollada…

© carlosmamonde.