©carlosmamonde
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[
6 Fragmentos apócrifos de Safo, cuando fuera desterrada en Siracusa]
(Safo nació en Mitilene en el 650 y murió en Leuco hacia el 580 a .C. ]
Canciones al amor de Etheloisa
fragmento
tercero:
“Sálvese todo polvo y ceniza -por amor de Afrodita-
en Gracia de la
geometría secreta del contacto…
Pero escaso -acaso
inútil o soñado- es el objeto que procura su belleza
en el corazón de
lágrima de una tormenta egea…
Deseo, Etheloisa, salvar esos tus labios
y las dulces fisuras que engalanan tu cuerpo
y tristuras de tus muslos que estallan en la luz.
Metáforas de astros en tus empeines luces,
arcos de atardeceres de oriente…
Y mi desesperada lengua se asfixia por tus zumos.
Agua lustral, color de hembra, donde quiero nadar, pequeña Etheloisa;
para disolver escaras de mi pena antigua
Eres fuente derramada en
laderas de montes, al abrigo de Zeus,
y por tu cuello resuenan gorriones y zorzales estremecidos del rocío…
Desmontaré siniestras máquinas del alfabeto
para robar los signos de tu secreto sacro…
(…) Nadie sabe lo que puede un cuerpo”.
fragmento
séptimo:
“(…) exceso en las fisuras
secreción en las sombras
¡falta y carencia detrás de ese lunar
de tu seno!
¿cómo puedo oír a tu corazón
si el mío golpea el tamborín con tanto brío?”
fragmento
octavo:
“(…) conocer tu carne es un proceso
más agónico
que mis versos sáficos
(si tú apeteces, Etheloisa: ¡aboliré mis ritmos y medidas!)
(…) y ni la miel que sutura heridas
puede ser bálsamo a mis dedos que hurgan, en amor
empapados,
lo convexo y lo
cóncavo
y lo loco y bizarro
de tu risa, E.,
y tus pezones aéreos teñidos de pistacho…
todo camino de conocimiento nos va tornando anémicas
aunque de goce, floten - libérrimas- las almas…”
fragmento
decimo primero:
[nota bene] ¿Esta es
acaso la letra de Etheloisa?
(…) “Safo, te tiendes bajo los olivos
al abrigo del mordiente sol y el agrio
viento de Tracia, leve brisa inútil a esta hora…
y yo, en silencio religioso, me retrepo a una roca
para otear el mar de óxido negro
y de azules fugaces en sus rizos…
¿Nos verán los dioses desde más allá de las laderas de
Delfos
o más arriba aún que las estrellas?
¿verán dos mujeres desnudas,
como niñas sin pánico?
…………………………….
Safo despierta cuando su gato juega
escondites bajo sus empeines
y me ruega que la bañe en aceite,
como a guerreros salvados desde el polvo,
como a los atletas exhaustos de la lucha…
y la cubro y la limpio con el filo romo
de nuestro cuchillo de pan
como si fuera un estrígilo apto
Y, ya limpia, mi boca ansiosa besa boca
y cada poro de su respiración
como si ella fuese el aliento del mundo…
Y escuchamos a hoplitas acercarse
-con huraños gladiolos envainados-
que por ella vienen muy urgidos, a llevarla a palacio
protegida
-¿de mí acaso?-
hacia la casa del invisible oro
omnipotente
y al misterio del vino allí en sus cráteras…
y yo me quedaré aquí en la noche
-sombra de tinta inquieta entre las sombras-
lamiendo las estrellas
como libé tu torso
en la siesta del deseo y de los olivos”.
fragmento
décimo séptimo
“¿Habremos de morir, de pronto, un día…?
arena y yodo y la caricia de Etheloisa
son como el crujir del pan recién nacido
y serán árduo recuerdo en el Elíseo
o en el sabor terroso de la casa de Efaistos…
¿Habremos de morir, amada mía?
¿qué rugirá en el Hades cuando el daimon
vea entrelazadas nuestras lenguas de hembras…
desatadas del hierro de Himeneo,
que rindió sus cadenas al Deseo inmenso ?
(…) ¿Acaso nuestros padres…el rey y el capitán de Lesbos
no juntaron sus cráteras,
su delirio viril,
que arrastraría a ambas al puro desapego
de nosotras;
al desprecio de nosotras mismas
la renuncia
del ser…?
Si hoy sollozáramos hermana, bajo el sol del destierro…
pagáramos moneda por moneda
el salario de nuestras mutuas dotes
ineluctables…
¡ Pero nunca invencible el escalofrío de nuestro abrazo
en la playa…o bajo los olivos¡”
fragmento
vigésimo primero
(¿la
letra de Etheloisa?)
“(…) princesa, yo no quiero ser ya Otra
que tu sombrita, tu sombra, tu fantasma
que danza en el fulgor del alba
-la
aurora de rosáceos dedos-
y en el incendio mutuo de tu pubis y el mío
cuando son yunta desbocada
yeguas hollando la llanura de Lesbos
haciendo escándalo a los sacerdotes y matronas más tristes;
lloviendo sobre las escuetas flores y el algarrobo
que siempre nos cobija…
¿por qué no aceptas que nadie nos acepte?
¿por qué añoras el abrazo de Faón, el héroe?
si él, en la guerra, se entregó a la sangre
como primero beso de la muerte.
Si la guerra es su amante, recojamos
la extraviada lira y tomemos alimento de rugosas olivas,
solitarias,
y cantemos y bebamos nuestras dulces salivas
fungiéndose en arroyo, como viste en Castalia…
la tarde en que Sibila hizo burlas de nuestro puro amor.
No existe vida de Etheloisa más allá de tu vida.
Ni tú tienes aliento
que mi pecho no sople
a través de tus dientes…”.